miércoles, 14 de enero de 2009

Las penas y el alcohol

Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto una borrachera como la de ayer, supongo que el placer estuvo en el increíble poder que sobre mi siempre han tenido el tequila, el whisky, el vodka y el pisco. Es decir, sé muy bien que las penas no se deberían tratar de olvidar con la encantadora inconciencia que acontece después de 4 o 5 vodka tonics. Matilda como buena psicóloga me diría que hacer eso es poco inteligente, inútil y de cobardes. Seguramente me lo diría, aunque claro nunca me lo ha dicho porque yo no acostumbro beber cuando estoy triste, es más tomo bastante y pocas veces estoy triste. Sin embargo ha habido momentos como los de ayer en que la pena sorprende, así de buenas a primeras, y sinceramente agradecí que exista un bar como el de Juanito donde pude tomarme varios piscos desde las 3 de la tarde. Me sentí mejor, igual que hoy.

3 comentarios:

  1. Tan provocativo post obliga a hacer un alto a mi rutina diaria de ocio y permitir dejarme llevar –aunque sea imaginariamente- hasta mi bar favorito y beber para matar-las-penas-que-siempre-tengo (o al menos intentarlo). Rafaela, me alegro te sintieras mejor con varios piscos, yo nunca he podido lograrlo, generalmente luego de mis bombas “mata penas” termino sintiéndome peor, como ahora.

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  2. Ey, yo solo diría que es poco inteligente, algo inútil (por lo mismo que comento Jimena, con la post-bomba)... sí, pero no de cobardes.

    Los cobardes cuando están tristes pretenden estar felices. Una macha valiente como tú -en algunos casos- se atreve a sentirse miserable un rato. Además que la tristeza es tan rica a veces.

    Anda a que Amador te cante otro valsesito, a ver si asi se asientan mejor tus chilcanos.

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  3. Opino igual: No hay nada mejor que sentirse miserable cuando realmente estás miserable.

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