jueves, 11 de agosto de 2011

Mujercitas jugando a ser actrices (Parte dos)

Personajes
Verónica: Lucía
Voz interna de Verónica: Matilda
Elena: Rafaela
Mariana: Mariana
Tía Norma: una chica de la que ya no recuerdo el nombre

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ESCENA FINAL

(Verónica y Elena, casi en la puerta de la antigua casona de la Tía Norma)

Elena: Basta ya de recuerdos! Es hora de tomar al toro por las astas! O mejor dicho, a la Tía Norma por las orejas!... falta mucho?
Verónica: Aquí es. No ha cambiado nada.
Elena: Bueno, qué esperas? Toca!
Verónica: (Titubeante) No Elena, espera... Mejor no.
Elena: Mejor no? Como que ya es un poco tarde para eso… ya déjate de miedos niña, toca de una buena vez!

(Verónica toca la puerta. Abre la Tía Norma)

Tía Norma: Verónica? Qué haces aquí?
Verónica: …Hola tía. Cómo has estado?
Tía Norma: Pero cómo te atreves?!! Que puedes volver después de diez años así como si nada??!! Qué quieres aquí??
Verónica: Vine a ver a mi hermana…
Tía Norma: Ah… no me digas que ahora sí quieres verla… pero es el colmo!!! Con qué derecho…?
(Interrumpe Elena, casi entrando a la casa)
Elena: Bueeeno. Muy bonito todo, lindo recibimiento señora, pero no podríamos llevar la conversación adentro?? que estos zapatos me están matando…
Tía Norma: Quién es esta mujer?
Elena: (Reparando en el atrevimiento y falta de modales) Ay! (regresa hacia la Tía Norma) Elena Rodríguez (le extiende la mano). Encantada!

(Pasan todas al interior de la casa, y se acomodan en la sala)

Verónica: (Hacia Tía Norma) Tuve motivos para irme. (Hacia Elena) Los tuve, no?
Elena: Sí! Los tuviste. (Hacia Tía Norma) No tendrá algo de tomar?
Tía Norma: Ja! Motivos… saliste de esta casa a la costurera de enfrente, diciendo que ibas a ver lo de tu vestido de novia, y te demoraste diez años!!
Elena: (Como la Tía Norma no le hizo caso con lo de tomar, ella sola empezó a beber de sus botellitas de licor que llevaba en su cartera, los cuales ya estaban a medio beber desde el avión, mientras Tía Norma y Verónica discutían. Ya estaba un poco ebria, e interrumpe) Ahhhhh pero eso de la costurera siempre toma su tiempo. Usted sabe, un retoque aquí, un ajuste allá…
Verónica: Por favor tía. Quiero hablar con Mariana.
Tía Norma: Para qué?? Para aliviar tu conciencia! No. No lo mereces. Sinvergüenza, te largaste sabe Dios a dónde!!
Elena: (Levanta la mano, cada vez más ebria) Yo sé!! A España (hace un gesto de “olé!”)
Tía Norma: España!! Con que para eso fue la plata que me robaste. Ah porque no creas que lo he olvidado! Me crees estúpida?
Voz interna de Verónica: Sí. Bastante.
Verónica: No, tía. Cómo se te ocurre.
Tía Norma: Descarada…
Verónica: Tía Norma…
(De fondo, Elena casi cayéndose del sillón, chupando como loca hasta la última gota de sus botellitas de licor, que si no me equivoco habíamos llenado de té, o fácil algunos sí tenían whisky… Mientras, los movimientos del personaje de la Voz interna de Verónica van siendo los mismos que los de Verónica misma, ambos personajes empiezan a moverse de igual manera en el escenario)
Tía Norma: Ladrona!! Malagradecida!! Inmoral!!!!…
Verónica: No tía. (Cada vez más seria) Tampoco fue así.
Tía Norma: PERDIDA!!
Verónica: (Hasta que por fin se le sale todo lo berraca a la dulce Verónica) Ya basta tía!! Lo que sea pero no una vieja amargada, rencorosa y a la que nadie aguanta como tú!!!
(Tía Norma y Elena se quedan estupefactas)
Elena: Vero!!! (se le pasa un poquito la borrachera) Me sorprendes!
(Tía Norma le tira una cachetada a Verónica. Verónica y su Voz interna voltean la cara a la misma vez junto con la cachetada. Verónica llora, y se sienta en el sillón. Inicialmente pensamos en que Verónica le responda a su Tía: “Auuu!!!... Tú quieres morir…” pero lo quitamos del guión por ser demasiado barrunto jerga del juancho :P)

(Aparece Mariana en la sala)

Mariana: Qué sucede? Por qué tanta bulla?
Elena: (Borracha hasta sus patas) Tú debes ser Mariaaanaaaaaa!!! Gusto en conocerte!! (Hacia Verónica) Vero! Brindemos por el reencuentro!!!
Tía Norma: Mariana, hija (la abraza). Ella es Verónica, tu hermana. Te he hablado de ella, recuerdas?
Mariana: Ahhh sí. (Empieza a decir como de paporreta) Tú eres "la bruja sin sentimientos que me abandonó a los cinco años, huérfana y sin dinero, sin ningún remordimiento".
Verónica: Las cosas no fueron así…
Voz interna de Verónica: En realidad, sí, así fueron…
Verónica: … Yo no quise…
Mariana: (Pausa) Quiero que sepas que, aunque no fue muy bonito lo que hiciste, no te guardo rencor. Y te entiendo. Ya tengo la edad que tú tenías cuando te fuiste.
Verónica: De verdad? Me lo dices en serio?
Mariana: (Súper fresh con todo el asunto) Por supuesto! Y aunque la vida con la tía no es fácil, porque tú sabes… todo el día me decía (remedando a su tía) “Si tu hermana no te hubiera abandonado…”, a pesar de todo eso, es una buena mujer.
Voz interna de Verónica: (Boquiabierta) No puedo creer que haya sido criada por la loca!!!
Elena: Pero qué encanto de niña!!! Cómo pudiste abandonarla Vero??
Verónica: Pero… si tú me dijiste…
Elena: No hay peros que valgan! (abrazando a Mariana) Acaso no tienes corazón?
Verónica: Sí. Tienes razón. Fui una egoísta, no pensé en ti. No te merecemos.
Tía Norma: Tú no la mereces. Yo hice de ella lo que es!
Voz interna de Verónica: No creo ah!!
Mariana: (Recuuuntra relax, casi fumada) Vamos! Las dos me merecen. Ya no discutan!! Tía, acaso no eras tú la que siempre me decía que la familia es lo primero? Y que errar es humano… y perdonar es divino?
(Tía Norma la mira desconcertada, molesta y avergonzada a la vez)
Elena: (Ya cayéndose de borracha, como si estuviera en algun bar barranquino) Mira Vero!! Refranes en tu honor! Yo también juego! “Árbol que nace torcido…”, “cabrita que tira al monte…”
Verónica: Elena…
Elena: “Quién con niños se acuesta…” (con levantada de cejas más, como para decirle: chapa esa flor! al entonces novio de Lucía que, si mal no recuerdo, estaba entre el público. En ese entonces Lucía era robacunas.)
Verónica: Basta Elena!
Mariana: Deben empezar por decir lo que sienten…
Elena: Otro juegooo!!! Yo también quiero…!!!
Verónica, Voz interna de Verónica, Tía Norma y Mariana a la vez: Nooooo!!!!
(Elena, choteada, da media vuelta y se desparrama en el sillón y sigue bebiendo)

Tía Norma: (Pausa larga) Debiste decirme que no te querías casar, y punto. Yo hubiera entendido.
Voz interna de Verónica: Qué mentirosa…!!
Verónica: (Pausa) Lo dices en serio tía?
Tía Norma: Tal vez no al principio… pero lo hubiera aceptado.
Verónica: Bueno… yo no debí escapar de esa manera. (Pausa) Perdóname.
Tía Norma: (Pausa más larga aún) Tú también.

(A un lado de la escena)
Mariana: Parece que las cosas se están solucionando, no?
Elena: Sí… qué aburrido… Bueno, enséñame la ciudad!! Tienes amigos de tu edad?
Mariana: Muchos!
Elena: (Se arregla un poquito, y bien puesta responde) Vamos entonces!

(El público nos da palmas, grande ovación. Las mujercitas salen todas juntas nuevamente, y dan su venia al público, riéndose cómplicemente unas con otras)

FIN



Las cosas viejas


Esta semana hemos empezado a “renovar” algunas cosas en casa. Mamá ha comprado un nuevo juego de sala y de comedor que nos entregan en una semana aproximadamente y tenemos ya coordinados los servicios de un contratista que empezará mañana a pintar la casa, colocar un par de mayólicas faltantes, instalar alguna repisa por allí, retocar pinturas de rejas y cosas así. Normalmente cuando se hace limpieza “general” en casa, reniego mucho con mi mamá por su costmbre de guardar cosas viejas. Ella es como una de esas “acumuladoras” que salen en la tele, pero versión bastante mesurada y feeling. Guarda “de recuerdo”por ejemplo, ollas de mi abuela, refundidas y tan viejas que no puede dárseles uso. Le he dicho que si tuviéramos un jardín, podríamos convertirlas en maceta, pero no, sé que no aceptaría ni así lo tuviéramos. Guarda recuerdos de bautizos y misas de difuntos (!!!) y tiene tendencia a exhibir en la sala los “adornos” que le regalan, aunque se trate de elefantes indúes o sean feos, y le he replicado mil veces su necesidad de guardar cosas (a mi entender) sin sentido, por pura emotividad, a veces inmerecida; pero bueno, eso ya es otro tema y en algún momento hablaré de mi mami en un post exclusivito para ella.

El punto es que a la par, me he comprado un ropero nuevo, lo que me ha obligado a remover cosas,adelantando lo que hago cada temporada, botando papeles, recuerdos que ya no son importantes, ropa o zapatos que realmente ya no uso (debo reconocer que para eso sí soy un poco supersticiosa y creo que por cada cosa vieja que boto, viene una nueva y más linda). Como sea, eso me puso a pensar qué es lo que guardo yo, a qué le tengo apego, de qué me cuesta desprenderme.

Revisando mi cajita de recuerdos, que la verdad ya estaba bastante grande, boté muchas cosas y me quedé con lo realmente importante (aunque no hubiera tenido problema en conservar ciertas cosas, pondero espacio-recuerdo y me quedo con el espacio), porque muchas de esas cosas tuvieron más significado para una Frankie que ya no soy, o cosas que ya no forman parte de mi vida, o no quiero que formen.

Las cosas que quedaron en la pila de “keep” y que supongo dicen algo de mí, fueron, si ningún orden en particular, entre otras:

- Cartas a mi padre (que murió cuando tenía un año), de mi primer año escolar, diciéndole “te agradezco por haber sido tan bueno, no me diste tiempo para saber en realidad si fuiste bueno pero sé que sí, porque los padres son siempre buenos”. Inocencia pura.
- Selección de versos adolescentes.
- Narración escrita de mi primer beso y otra de la “mandada” de C, mi gran historia de amor adolescente.
- Una carta de I, un amigo que nunca fue más que eso, que nunca me gileó ni nada, pero que traía la letra manuscrita de dos canciones de Alejandro Sanz, lo que me pareció muy normal porque él era supermegafan de A.S: “Hay un universo de pequeñas cosas” y “Para que me quieras”, con mi nombre al lado de esta última. Supongo que fui incapaz de percibir cosas que ahora percibo… bueno, al fin y al cabo yo tenía sólo 13 ó 14 años.
- La letra de “Disnei”, una canción de Campo de Almas, manuscrita por L, amor universitario. La canción dice “entre duendes y carruseles, entre magia y ternura, es real lo que imagino cuando te miro”… eso explica lo de los castillitos de cristal sobre las nubes que me quería construir, jaja
- Una nota de L, una buena amiga de colegio a la que no veía hacían años (no había fb aún), diciendo “no sé si vives aquí, no me olvidé cómo llegar” y prometiendo volver un viernes 2 pm. Ahora hemos vuelto a tener contacto y me contó y dio su perspectiva sobre el amor a distancia que también padece.
- Un boleto de la feria del hogar.
- Dos cartas a mi abuelo, mientras estuvo hospitalizado antes de morir (yo tenía 12 años), con letra enorme, porque la vista no le ayudaba.
- Boleto de viaje a Trujillo, en enero de 2003, a donde fui con 18 años recién
cumplidos, con Mariana y Rafaela.
- Dos cartas de un “admirador secreto” (que nunca perdió la categoría de "secreto") que incluyeron un envío de flores en mi cumpleaños 16 (sí, creo q fue en ese año). “Desde que te vi por primera vez no he dejado de pensar en ti(…) además noto que eres una chica diferente a las demás y eso hace que me gustes más”... diferente siempre fui. No hubo más cartas. Supongo que notó también que “diferente” no es necesariamente “mejor”.
- Billetera de mi abuelo fallecido, en la que encontré 10 soles luego de que muriera, como los 10 soles que me daba cada vez que cobraba su jubilación.Para mí fue una señal y hasta ahora conservo ese billete.
- Cartas de niña y adolescente a mi mamá(las tengo yo y no ella!!!)
- Boleta de los primeros óvulos anticonceptivos que compre, cuando empezaba mi vida sexual allá en abril de 2004 (sí, qué inseguro!)
- Hoja con recuerditos de mis amigos de mi segundo colegio
- Cartitas de mi mami a mí, de esas que se hacen en retiros y cosas parecidas.
- Tarjetas y notitas de agradecimiento de gente a la que ayudé en mi anterior trabajo.
- Hoja de preguntas sobre el futuro, elaborada junto con F, mi mejor amiga de adolescencia, cuando teníamos 15 años. Hoy tenemos las respuestas a cada una de esas 20 preguntas, pero pese a que yo haya querido creer lo contrario, ella no está ya dentro de mis mejores amigas. Y me apena, pero no duele realmente.
- Tarjeta de invitación a mi ceremonia de graduación de la universidad.
- Pulserita de mostacillas de cuando tenía 3 años, que es todavía más especial porque la llevaba en una foto tomada en el Parque de Las Leyendas, foto que aún conservo.

Estas son las cosas que me importan en la vida y de las que me cuesta separarme.Caben todas en una lata de panetón :)

Debo precisar que las notitas de mis mujercitas las llevo en la billetera (aunque creo que las sacaré, me da miedo que me roben y perderlas!). Tengo una postal de Matilda que está sobre mi escritorio, no entra en mi billetera pero soy incapaz de ponerla en la latita de recuerdos, porque curiosamente siento que esas cosas no son recuerdos, son mi presente. Mis ex, que han sido sólo 3, tienen cada uno su “montoncito” de recuerdos especial, más o menos grande, dependiendo de las cosas vividas… ese también es otro tema.

jueves, 4 de agosto de 2011

Mi príncipe azul en mis early 20s

Creo que la mayoría de nosotras ya posee la firme convicción de que los príncipes azules no existen, no es cierto? (...no es cierto???? Lucía, deja ya la idea del Príncipe Felipe y su espada de la virtud por favor!).
PERO el gran riesgo que una mujer corre, al darse cuenta de que el hombre perfecto no existe, es que aparece el antagonista, el hombre imperfecto, el que tiene casi o nada resuelto en su vida, el que se encuentra eternamente en su fase exploratoria y reflexiva, el cagón, el que te baja al llano en una, el genuinamente inteligente que de paso y utiliza bien el lenguaje para expresar ideas bastante interesantes comparado con el común de los hombres cromagnones que siempre nos rodean... y ese especímen se nos vuelve ahora, en el príncipe azul versión 0.1 reloaded al final de cuentas.

Así como hay un montón de películas que te venden la historia del hombre perfecto, recordé hoy que también hay películas con estos hombres imperfectos que se vuelven tan irresistibles, y que nos hacen alucinar, una vez más, que ese es el tipo de hombre que una necesita.

Chequeen el video. Para mí Troy fue este referente allá por el 2003 y alrededores. Me parece gracioso ver hoy nuevamente esta escena, y pensar: "Hey! ¿y qué hay de malo si Lelaina hubiera decidido quedarse al final de la película con el personaje de Ben Stiller? ¿quién dice que no hubiera podido terminar enamorándose jodidamente de él igual?".
Claro, esta pela (Reality bites) termina con Lelaina y Troy juntos. Pero estoy segura que si hubiera una segunda parte, Lelaina aparecería ya en sus 30s, soltera nuevamente, con una chamba regularmente pagada y Troy seguiría tocando la guitarra en el bar con su pelo resina (que le queda tan sexy, en serio) y su camisa a cuadros. Por algo la pela se llamaba "pedacitos de realidad". Ay, la a veces monse y aburrida "realidad". La segunda parte se hubiera llamado "Reality bit us", de hecho.