lunes, 21 de febrero de 2011

"No hagas cosas de pendeja, si no tienes alma de pendeja"

Me llega un sms mañanero al celular, de un número que no tenía registrado. Solo decía:
“Matilda vanidad?”

Lo leí y me recorrió un mini escalofrío. Era él. Hace cerca de un año o dos no sabía nada sobre él. Tras haberlo eliminado de mis contactos del mundo virtual, léase msn, facebook, y similares, él siempre había encontrado la forma de ubicarme igual. Incluso te creaste un perfil diferente para dar conmigo. Y aún me recuerdas, ¿y aun me saludas? Qué extraño.

No pensé responderte en ese momento. Estaba por irme a la playa con mi novio y un par de amigos, y la verdad no iba a ponerme yo misma en una situación incómoda. No sentía la necesidad de responder tampoco, pero pensaba que era mejor hacerlo eventualmente, para quedar bien y enviarle mis buenas vibras, tal como él siempre lo ha hecho.

Hoy le envío mi respuesta.
“Hola!”

Y al par de minutos me responde:
"Qué es de tu vida? me recuerdas? Estoy en Lima pero vuelvo a Barcelona mañana, hubiera sido genial verte, un beso"

Dejo pasar un rato más, y le respondo:
“Qué mostro que sigas por allá. Espero que hagas lo que estés haciendo, sigas siendo genuinamente feliz. Disfruta tu último día en Lima! cuídate mucho, un abrazo”

Y finalmente, me responde:
“Muchas gracias por tus lindos deseos mi querida Vanidad. Muchos éxitos en tu vida y por favor no te pierdas tanto. Sería genial retomar la conexión. Un beso”.

Y heme aquí, en el momento donde pienso: ¿le respondo o lo dejo ahí?

------

A Don D lo conocí por las pericias del internet allá por el año 2004 más o menos. Es curioso que las únicas veces que me dí la oportunidad de conocer a 3 hombres a través del internet, estos se volvieron personas muy especiales para mí. Él fue uno de ellos.
Este Don D era bastante particular. Todo un personaje literario. Me divertía mucho y me hacía gracia escuchar sus galanterías de todo un verdadero Don (muy chapado a la antigua, y muy atrevido a la vez). Rojo, rojísimo como él solo, le encantaba el flamenco, el rock… tan melómano que compartió conmigo muchas canciones que jamás había escuchado antes. Le gustaban los gatos, era padre de una niña chinita y rulosa, escribía versos, pero era por sobre todo muy MUY buena onda.

Intercambiábamos fotos, y definitivamente no eras guapo. Pero tenías un estilo muy pintoresco, con tu peinado a lo Jim Morrison, con muchos rulos. Para nada mi tipo. Te veía feo pero eras sin duda bastante atractivo. No por gusto tantas chicas guapas estaban contigo. Las veía en fotos contigo, así que floro no eras. Alguna vez incluso me pediste ser cómplice contigo en alguna treta virtual con ellas. Era siempre divertido y travieso conversar contigo.

Así fuimos compañeros por cerca de 4 años, sin encontrarnos ni vernos las caras directamente. Porque sabía que era peligroso, yo tenía novio en aquel entonces, y por ello prefería evitarme la fatiga (mental y emocional de ponerme yo misma en riesgo). Por circunstancias que hoy no vienen al caso, terminé con el entonces novio, y en un momento decidí verte. Sobretodo porque me habías dado la noticia de que te irías a España por Dios sabe cuánto tiempo.
Quedamos en vernos una noche, pero tú nunca te manifestaste. Me dejaste en casa con los crespos hechos, y piconísima por haberme cancelado de esa manera. Como ya estaba lista, decidí salir igual, como sea, donde sea. Y ahí encontré, a mi actual novio, dispuesto a verse conmigo en su casa. Fui a verlo, y el resto es historia. Las vueltas que da la vida, realmente.

Igual, tú te fuiste a España, y luego me pediste disculpas por la desaparecida de ese día. Yo no me hice problemas al respecto, total, ya te habías ido y no habría de qué preocuparse. Además, otros asuntos me tenían más ocupada para ese momento.

Al año de estar saliendo con mi no-reconocido-novio, las cosas nos empezaron a ir un tanto mal. Me celaba demasiado, sentía que me absorbía, peleábamos mucho. De pronto un día el Don retoma contacto conmigo, contándome que estaba unos días por Lima. Quedamos en vernos, finally. Mentí a mi chico, y le dije que saldría con mis amigas esa noche. Días antes, él me había estado preguntando por el Don… que si aun tenía contacto con él, que si lo pensaba ver alguna vez en mi vida.

No quiero entrar en detalles de cómo fue esa noche, porque me carga la conciencia terriblemente. Nunca me pensé dispuesta a hacer lo que hice, y nunca pensé que mi chico fuera a tener tamaña reacción de averiguar el número celular del Don, llamarlo esa noche y pedirle que me pase conmigo. Fue la peor situación, la más tenebrosa y espantosa de todas. Me sentí pésimo, pero igual dejé que el Don me plantara sus buenos besos. ¿Por qué? Pues no lo sé. Simplemente no la pensé mucho, y dejé que pase.

Después de esa noche, tuve que tomar la decisión de perder el contacto con él. Porque era lo más sano, y lo más justo para todos. Pero él no se quiso ir tan fácilmente. Varias veces me enviaste correos, que yo respondí explicándote el por qué de mi desaparición, y me dijiste que tenías envidia, pero de la buena, de ver cómo cuidaba mi relación actual con mi novio, y que comprendías y que me deseabas –como siempre- lo mejor para mí, y que sea feliz por sobre todas las cosas. Y que respetabas mi alejamiento, pero que no lo haga por mucho tiempo. En algún correo después me decías que ya estuvo bueno y ya habías expiado suficiente tus culpas, no? Y que no me pierda. Y así fui dejándote de responder.

------

A un día de celebrar mis 4 años con mi novio, y leerte así de pronto, creo que ha sido una señal extraña. Como para revalorar todo lo que mi novio tuvo que hacer para perdonar, y dejar pasar. No solo tuvo que esperarme una vez, me esperó por cerca de año y medio, con mis indecisiones y mis reproches, y mis besos a otro(s).

Y heme aquí, feliz y enamorada hasta el tuétano, a pesar de las broncas del día a día, y aprendiendo del amor real, el de a de veras, el que va a estar conmigo por el resto de mis días, y del cual me siento tan orgullosa.

No es necesario que te envíe un sms más.
Que te vaya bien mi querido Don, que sigas enamorando con ese estilo tan divertido y refinado. Que sigas luchando por tus ideas rojas, que sigas siendo activista y que sigas protestando y filosofando en este país y en los continentes que te acojan. Que los buenos vinos y los piscos aromaticen siempre tu tan deliciosa voz (¡qué voz la tuya, maldición!), y que sigas cantando con tu chamaca de cuero desgastada. Que sigas mostrándole el mundo a tu niña, a la que tanto amas y que guarda detrás una historia de amor tan bonita y bizarra como la que tuviste con su madre. Que sigas viendo lo sui generis en aquellas chicas comunes y corrientes, como hiciste conmigo, dándoles cumplidos y haciéndolas sentir guapas y únicas, aunque ellas no se sientan igual de extremas o especiales que tú. Que no me olvides.

NOTA:
Termino de escribir esto, y mi celular empieza a sonar.
Me está llamando.
Pero no contesto, soy así de maricona.
Sí, maricona y prudente.
Ay no.
Me ha dejado un mensaje de voz.
Qué nervios, no quiero escucharlo.
No era mensaje,
solo habia dejado correr la contestadora. Jajajaja.

Gracias por todas las bulerías y canciones divertidas como esta.

Que tengas buen viaje Don!!!

http://www.youtube.com/watch?v=CDo1TzO1TuY


viernes, 11 de febrero de 2011

La paz y amor, la contestataria, la no sabe/no opina, y la pendeja

Esas fueron mis primeras impresiones con ustedes!

A Mariana la veía sentada en el salón de la universidad. Me llamó la atención porque creo que nunca había visto a una chinita con cabello tan largo, marroncito y con rulos!!! No rulos tupidos, sino más bien ondas desordenadas. Me daban ganas de hacerle trenzitas o algo, me encantaba su cabello. Y se le veía tan onda peace and love, relajada con sus blusitas blancas hippie style, con sus audífonos puestos y walkman en mano.

Rafaela, en cambio, tenía un estilo súper distinto al de Mariana. Y me parecía gracioso verlas a ellas dos siempre sentadas juntas, porque el contraste era fuerte. Rafaela tenía el cabello negro azabache, lentes de carey negro, gruesos, y ropa negra (máximo de color verde, pero nunca verde chillón, más tipo verde oliva). Expresión facial: neutral. No tenía cara de molesta, pero sí de… inconforme. No sé como explicarlo. “Carajo esta se jura Daria!”, pensé.

Lucía llegó a mi vida caminando por un pasadizo de la universidad, mientras yo estaba sentada en el suelo con Mariana y Rafaela. Venía caminando, con su típica cola de caballo, con los medios rulos que se escapaban por su frente… ojos dormilones, pestañas enormes, una camiseta suelta, look relajado. Me cayó bien. No hablaba mucho, pero me cayó bien a la primera. Cosa que me pasaba con muy pocas personas.

Y Frankie, mi escandalosa Frankie la veía al comienzo de cuando en cuando, cuando había los huecos entre clase y clase. Me estresaba que fuera tan bullanguera, no puedo mentirles. Siempre metiendo bromas picaronas, o sorprendiéndome con un palmazo en el culo. Toda empatadita con sus jeans y sus blusitas pegaditas. No era flaca, tampoco gorda. Estaba power.

Creo que si nos vemos ahora, 10 años después, las descripciones de cada una debieran de ser muy distintas a esto. ¿O no? :P

martes, 1 de febrero de 2011

She´s back in town

Nunca fui realmente segura de mí misma y él no ayudó mucho. El proceso de más de medio año por el cual mi autoestima se deterioró moderadamente fue casi imperceptible, porque fue lento y porque siempre me esforcé en esconder mi inseguridad, porque era completamente consciente de que parecer insegura era de por sí un defecto que no convenía añadir a la lista.

Reitero, nunca fui muy segura de mi cuerpo, aunque lo amaba porque a ellos les gustaba, aunque mi busto nunca hubiese estado muy erguido ni mi culo tonificado, aunque mis brazos fueran muy rellenos y tuviera más grasa de la que hubiese querido en la panza. Me ponía lencería bonita y me sentía sexy, podía andar por la habitación desnuda y bailar una canción de las pussy cat dolls y sentir que yo les gustaba.

Con B fue siempre diferente. Él podía tenerme en su cuarto y no tocarme al principio, podía decirme que "tenía que poner ese culo a hacer ejercicio" aunque luego se disculpara. Pudo pasar sus dos últimas semanas antes de volver a España de viaje con dos amigos y no conmigo en Lima y decirme que no sabía lo que sentia, cuando una semana atrás se suponía que me amaba. Pudo mostrar su incomodidad sobre que mis amigos me piropearan el en fb, y sin embargo ser incapaz de comentar, colgar o hacer algo q hiciera darse cuenta a esos chicos o a sus amigos en el fb que él y yo teníamos una relación.

Sé que pueden parecer tonterías, poro sólo son algunas de muchas cosas que me jodían,aunque él luego dijera q le encantaba mi cuerpo y que le parecía guapa. Pero son "tonterías" que juntas pueden llevarte a pensar lo que en algún momento yo pensé de modo idiota: "se avergüenza de mí". De modo idiota no porque no crea que él no pudiera pensarlo, sino porque no soy alguien de quien avergonzarse, porque de haber sentido él esto, él habría sido el idiota.

Él, a quien un par de chicas trataron mal (entre ellas una novia de 6 años) no tiene idea del efecto negativo que tuvo en mí. No lo culpo completamente. Sé también que mucho tuvo que ver que yo hubiese sido insegura desde antes, pero él no hizo nada especial por darme seguridad.

Mi gran descubrimiento de la semana pasada sucedió en la cocina, cuando le decía a mi madre: "me he dado cuenta de que no tengo que sentirme mal por no tener un cuerpo perfecto. Creo que lo que debería hacer es encontrar a alguien a quien le guste mi cuerpo tal y como es"

Y poco a poco y sin él al lado para echar atrás mi proceso, voy volviendo a ser yo, a sentirme yo y a ser un poquito más segura de loque era antes de conocerlo. He tenido que tener 27 años y cruzarme con él para aprenderlo...supongo que en cierto modo habrá que darle las gracias al marrano...

http://www.youtube.com/watch?v=89ixGLPZwBg

Afortunada

Por haber tenido la oportunidad de ver y conocer más allá de lo que me rodea.

Por haber caminado sola por 5 horas en medio del ande, entre cerros tras cerros, buscando una casita, yendo por los surcos que dejan los burritos, y darme cuenta de que las distancias en la sierra son tan grandes cuando yo aquí en Lima trepo taxis y combis solo para avanzar un par de metros.

Por haber sido recibida en una familia con un vaso poderoso de chicha con quinua, y compartir el desayuno con ellos en pleno frío mañanero, y darme cuenta de que la gente aun tiene la capacidad de confiar en un extraño que les toque la puerta, a pesar de todo.

Por haber sido recibida por otra familia con un señor con la pierna engangrenada, y que ellos me pidan ayuda al respecto, y darme cuenta de que no podía darles nada, ni ayudarlo, y entender que en mi país nadie llega allá arriba, en la cima de un cerro, donde el señor con la pierna engangrenada no podía moverse.

Por haber tenido una conversación con cuatro señores, en media carretera, en medio de la selva, a las 5 a.m. al momento de ir a sus chacras, explicándome que las plantaciones de coca no van a desaparecer por más oferta que les ofrezcan los gringos. Porque las plantaciones dan de comer a sus familias, y darme cuenta de que eso es todo lo que importa al fin y al cabo.

Por haber tenido la sensación de estar sola, en medio de la nada, y que llegue el station wagon en colectivo, para treparme sentada al lado de los costales de papas recién cosechadas, y darme cuenta que nunca se está solo realmente.

Por haberle provocado el llanto a un niño en medio de una ladera verde y amarilla, porque nunca había conocido a una chica con ojos jalados, porque pensó que de repente yo era un pishtaco, y darme cuenta de que a veces lo diferente nos asusta.

Por haber ido a una discoteca del cono norte durante una tarde, y ver cómo bailan los púberes sudados y pegaditos, y perrear a su pareja hasta casi quiñarla contra uno de los parlantes del escenario, y darme cuenta de que hay tantas mamás en mi país que no saben en qué andan sus hijas, y que hasta les laven los mismos sostenes que esos niños manosean.

Por visitar un centro educativo de nivel inicial, y darme cuenta que las niñas del ande juegan distinto a las muñecas. Ellas no les dan biberón, ni les cambian los pañales. Las ponen en llicllas y las amarran en su espalda, y van a jugar a la cocina con sus plantitas y piedritas.

Por conocer a una maestra, que trabaja, come, se baña y duerme en su escuela, que no puede ir a ver a sus hijos durante la semana, que ha sido violada por los papayeros de la comunidad en donde está su escuela, y darme cuenta de que si yo estuviera en su lugar tampoco me quedaría de otra y tendría que seguir dictando en esa aula, sabiendo que la próxima cosecha de papayas se acerca y que me cagaría de miedo seguir durmiendo sola en la oficina de la dirección, que a su vez hace de dormitorio y cocina.

Por haber tenido la oportunidad de darme cuenta de estas pocas cosas, y saber que existen más verdades que la mía y la tuya, y saber que así, sin querer o queriendo, vivimos como los caballitos esos que le colocan tapa ojos para mirar de frente, nunca al costado.


Este post fue provocado por esta canción, porque cuando escuché la letra me hizo recordar todo esto y mil imágenes más. Además que suena bonito que la voz de latinoamérica sea de mujer, sea de una colombiana, peruana o brasilera.