martes, 21 de abril de 2009

Ay... los viajes!

"Tenemos la convicción de que el otro existe y constatamos que nos hace falta. Es en nosotros mismos, en nuestra convicción íntima de la existencia del otro y en nuestra dolorosa experiencia de su ausencia, donde hace su nido el sentimiento de soledad. Para sentirse solo, es preciso desear ser dos, al menos, o haberlo sido y conservar la nostalgia de ello". Bryce, Bryce, Bryce... te adoro, así te acusen de mil plagios! Te adoro en esta frase de Entre la Soledad y el Amor. Y es que, es una joda eso de darte cuenta de que el otro existe.

Y no sería una joda... si el otro no se fuera! pero, qué hacemos si es por su bien? que hacemos si, en realidad, es por el bien de ambos? qué hacemos si es sólo por un asunto laboral que les permitirá, a largo plazo, estar mejor?

No sé qué se hace pero supongo que quejarse es algo que no se debería hacer, es sólo que no puedo evitarlo. Nada más será un tiempito pero tengo esta cosa de ser muy camotuda, como me ha dicho alguna vez mi querida Matilda (además de traumas algo justificados, la verdad, con esto de los viajes).

jueves, 16 de abril de 2009

Yo, me, mi...con quien?

Vamos a ver... estoy viviendo la epoca más romantica en lo que va de mi vida pero no estoy enamorada de nadie, voy a comprar la casa de mis sueños en barranco aunque no tengo un centavo, estoy determinada a trabajar como antropóloga pero soy abogada, pretendo dejar de fumar y compro diariamente una cajetilla de kent 4.

Para que me ayude a lograr mis metas, por la noche le prendo velitas a la Virgen de Guadalupe de la cual soy eterna devota, aunque no creo ni en su hijo ni en su marido.

jueves, 9 de abril de 2009

... el amor... el desamor... otra vez el amor. (punto, no puntos suspensivos, punto)

Hace algunos meses atrás, varios realmente, empecé a escribir sobre mis relaciones en un archivo de Word. Nada muy elaborado, nada muy pensado, sólo escribía buscando el desahogo… escribía porque sentía que ya no cabía en mí de las muchas dudas y penas que tenía dentro, de todo el amor recientemente abandonado que tenía dentro.

Y, mientras escribía, fue muy triste descubrir que hoy dudo de que mis antiguos amores hayan sido realmente amores. Me imagino que no siempre pasa, pero yo lo siento así.

Ustedes, mis queridas mujercitas, que siendo tan distintas a mí me entienden tanto, me conocen y saben qué tan importantes fueron para mí cinco días o cuatro años… y sin embargo, hoy son simplemente nada, son sólo recuerdos sumamente difíciles de recordar (supongo que es mejor así… para poder sanar, ¿no?).

(… el amor) Y en cambio, qué presente tengo esa relación que vino luego de la de los cuatro años, no por lo reciente sino por lo que hizo con mi vida. Una relación que me hizo sentir fuerte, que me hizo sentir más yo que nunca, que me llevó a conocerme más, que me llenó y por la que estuve dispuesta a dejarlo todo. Una relación que me hizo vivir música, libros e ilusión.

(… el desamor) Y qué extraña es la vida, ¿no, Rafaela? Como dices, es terrible ya no querer a alguien a quien has querido por tanto tiempo o tanto (así no haya durado mucho). Es terrible ver a tu ex amor (definitivamente amor) parado frente a ti, dispuesto a no abandonarte nunca más y simplemente sentir que ya no estás ahí, que ya no eres la misma de hace apenas unos meses, sentir que ya avanzaste. Qué triste es verlo ahí, diciéndote las cosas más lindas del mundo y estar convencida de que lo que ves es sólo un recuerdo, un momento de tu vida que no volverá más, que ya no quieres que vuelva más.

(… otra vez el amor.) Ay mujercitas, no sé si recuerdan una noche en la que, sentadas en el piso en casa de Rafaela, bromeábamos diciendo que “ellos” rotarían y que, en cambio, nosotras estaríamos juntas toda la vida. Yo debo admitir que espero que, si se puede, el chico con el que estoy ahora rote ya para siempre junto conmigo.

miércoles, 1 de abril de 2009

El desamor

A dos meses de termimar con mi novio, y despues de casi un mes de recorrer, casi sola, los lugares más inapropiados de la ciudad, me di cuenta de que ya no había manera. No había manera de volver a enamorarme de mi ex. Sí, porque en realidad lo que concientemente estaba tratando de hacer al juntar las noches de los 30 últimos días, con litros de vodka, tequila y hasta la horrible cerveza; era sentirme triste, sola y miserable para que de ese modo pudiera valorar todo lo bonito de la recientemente rota relación amorosa y añorarla locamente.

Pues, ni sola, ni miserable, pero claro tampoco lo contrario. Simplemente desenamorada, infinitamente desenamorada y súbitamente triste por la claridad mental que se adquiere al día siguiente de una larga noche de musica tristísima y muchisimo alcohol. Qué terrible puede resultar ya no querer a alguien a quien has querido por tanto tiempo, que escalofríos se sienten al hallarse de un momento a otro metida hasta la punta de la cabeza en la ausencia de sentimiento, que asfixiante es el desamor.
A mis queridas mujercitas que, a diferencia mía, ya han pasado por esto al menos una vez, no les parecerá nada nuevo, solo quería contarles que ya lo sentí y lo detesto!