sábado, 24 de marzo de 2012

Apuntes y recomendaciones para tonear sola en una disco

(Aparte de las relacionadas con la seguridad):

1. Prescrito para mujeres que quieren subir su autoestima: ir a lugares donde las chicas no son tan lindas o no se arreglan tanto para salir, te hace automáticamente la tuerta en el país de los ciegos.

2. No es recomendable ir a discotecas donde haya mucho chibolo, primero porque te vas a sentir la más tía del mundo, la que desencaja sentada en la barra con una twist off y no con una jarra y –mínimo- un acompañante varón que te la sirva, porque allí los huevos que tengas para salir sola no van a ser valorados sino que serás simplemente “rara”. Seguramente pensarán que te dejaron plantada o que eres pepera o puta (véase punto 4) . Y segundo porque, por si no lo recordabas, los chibolos le dan mil vueltas y se la piensan dos mil veces antes de acercarse. Te van a mirar impresionados, sí, porque probablemente tienes los tacos más altos que han visto en sus vidas, mucho más altos que los taco 9 en los que sus mozuelas de turno se esfuerzan por equilibrarse, porque la adolescencia hace rato pasó por ti y no tienes los granillos que ellas sí, y porque los años te han enseñado a esconder mejor los rollitos y a combinar mejor la ropa. Te van a mirar impresionados, que no es lo mismo que mirarte con real admiración.

3. Cuando te desplaces por la calle buscando otra discoteca con mejor música o chicos medianamente guapos y decidas responder “gracias, gracias” a un cuerito que te dice “no sé mis amigos, pero yo pienso que eres guapísima”, cuídate de fijarte bien dónde pisas, no vaya a ser que trastabilles y escuches un “no te pongas nerviosa, flaca”.

4. Asegúrate, antes de comprar ese paquete de cigarros al 200% del precio habitual, que dentro de la discoteca se puede fumar.

5. No vayas a un lugar que sea famoso por ser visitado por putas. Hablo de las putas de a deveras, porque si hiciste caso al punto 1 y te fuiste regia, corres el riesgo de cuando estés parada cerca a la pista de baile bebiendo tu segunda chelita de la noche y luego de haber choteado las invitaciones a bailar de varios incautos que no sabían que estabas entretenidísima haciéndote un mapa mental de la situación, se te acerque algún idiota picado diciéndote “flaca, no te ofendas, pero ya pues, cómo es?”.

6. Ten siempre un trago o tu celular a la mano facebookeando (o aparentando hacerlo), eso te evitará momentos incómodos sin saber exactamente qué hacer.

7. Bebe, pero no bebas demasiado, sólo lo suficiente para cumplir con el punto 5, de forma que mantengas la lucidez necesaria para decirle al chico del punto 4, con cara de absoluto sarcasmo y, por qué no, con cara de puta, que sé que te puede parecer muy, muuuy extraño, pero no a todas las mujeres les tienes que pagar para tener sexo contigo y agregar, por si acasito no más, por si su cara de rotundo imbécil hace honor a su capacidad mental, que no, no soy puta.

8. Sé que muchas chicas creen en eso de sacar a los chicos a bailar, a mí me cuesta porque tengo mucha menos experiencia que los chibolos del punto 2 y tengo, sobre todo, fobia al rechazo, es más, tengo fobia a la posibilidad del rechazo, así que puedes aplicar alguna de las escasas técnicas que te puedo recomendar si no quieres usar las técnicas “haciendo ojitos” “moviéndote animadamente hasta que noten que quieres bailar” “bailando solita hasta que alguien clave su báculo sagrado tu cerro Huanacaure y se autoproclame tu Manco Cápac de la noche, o bueno, de la canción al menos:

A. La táctica Jack (en honor al primer sujeto con quien se ensayó): tantear el terreno. La maniobra más usada es pasar por su ladito mientras baila (para que no piense que te le acercas por lo guapo que es, sino por lo bien que baila), te acercas como quien quiere decirle algo al oído (tampoco es que haya otra forma de decir las cosas en una disco) y le das el mensaje, expectorado con una brevedad estratégica de no más de 3 segundos, lo suficientemente corta como para no incomodarlo a él y sobre todo a su partner (a nadie le gusta andar con arañones en la cara) y cargas tu mensaje de la efectividad que tienen las frases de publicidad. “Después vas a bailar conmigo”. Enunciativo, imperativo, corto, preciso, provocador…. Y juash, huyes entre la multitud. La pelota está en su cancha, así que si quiere luego te busca y si no, nadie se enteró de lo que le dijiste, al menos no tiene cómo probarlo. Veces ejecutadas: 03. Efectividad: 100%.

B. La táctica “im sexy and i know it” (sólo para quienes realmente van al tono a bailar): Ya te sacó a bailar pero lo choteaste. Lo viste bailar y te estás arrepintiendo. Aquí no hay pierde, sabes que le has gustado y hay una sola cosa que evitaría que te dé el “sí”: su orgullo herido. Cuando sucede esto, puedes sonreír tiernamente y decir algo como “me encanta que tengas el autoestima como se debe” pronunciada con una media sonrisa (esta frase aún no ha sido probada, así que no garantizo resultados) y sales airosa… bueno, hay en realidad dos cosas que pueden evitar que te de un sí post choteada: su orgullo herido o ser ex compañero de chamba del sujeto del punto 4 y que viera lo mal que lo trataste, y que note que ahora sólo lo sacas para cagar al otro. En ese caso un par de palabritas explicando que te ofendió y listo, atracó. Veces ejecutadas: 02. Efectividad: 100%.

C. La táctica “bailas lindo”. Ya no está en la pista de baile pero sí hay multitud y su ubicación está camino al baño, que es tu supuesto objetivo final. Le dices que lo viste bailar, que lo hace lindo y que “luego, cuando pongan otra salsa, tenemos que bailar, ah” Al rato y con el terreno estudiado, si aún no te ha sacado, lo sacas tú diciéndole “oye, jamás llegamos a bailar”, total, ya le has subido el autoestima ( y cómo les encanta eso!!!) y tú tampoco estás tan mal. Veces ejecutadas: 02. Efectividad: 100%.

D. La táctica “Puro azar” (O sea, en realidad no es táctica). Pasaste con cara de “no me interesa nada ni nadie acá” por entre la gente, pero con tu vista panorámica desarrollada tras años y años de chismes femeninos tipo “ves a la chica de rojo? Sí, esa, pero no mires. La viste?” y no sabes si fueron los dos rones y una cerveza que llevas en la sangre o si realmente hay por allí un chico guapetón (bueno, al menos de lo más decente del sitio). Te sentaste junto a la barra y ahora que lo piensas tampoco sabes si era que el chico medianamente guapetón (sí, ya no lo ves tan guapo) estaba por allí o si se acercó por ti; él se pone a tu lado y te hace un chin con su vaso de quién sabe qué en tu botella de cerveza que cada vez está más caliente, un chin como los chines que te hicieron otros dos chicos, un chin chin, ven a bailar, chin chin, por nuestra felicidad que tú sólo coronas con un “¿y tú, no bailas?. No hay pierde, no lo hay. Si luego de bailar pegadito te dice que tiene 22 años, no culpes a la técnica ni a él; eres tú, que te vas haciendo una cougar. Veces ejecutadas: 01. Efectividad: 100%.

Y si te diviertes alucinando a la gente que baila a tu lado, si practicas esa sana afición al lado de tu pareja de baile que además tiene 22 años (¿ya lo había dicho?), no te cortes cuando le señales a un gay bailando desenfrenadamente y te diga “es mi hermano”. Dile “pues sí que está contento eh!” con tu mejor y más coqueta sonrisa y termina de comprártelo luego con un “perdona eh, pero tú eres muchísimo más guapo que tu hermano”, que tomará de la mejor manera. Los chicos de 22 no se toman casi nada a mal, ellos son felices no sólo porque es la edad de la felicidad, sino porque su poca experiencia no les permite imaginar los miles de contextos y significaciones que puede darle uno a las palabras… o quizá porque están acostumbrados a las miles de tonterías que dicen chicas como las que fuimos nosotras a nuestros 22.