Eso fue lo que me dijo el jueves en su noche, luego de un día de –milagrosamente y luego de dos semanas- no pelear o discutir por skype o por teléfono. B y yo llevamos 4 semanas luego de nuestra más reciente discusión seguida de ruptura. Pasada una semana, volví a generar discusión (ya no sé si yo o él) porque en mi intento de “normalizar” la situación le deslizaba al final de los emails que le escribía o de las conversaciones tensas que teníamos, un “te quiero” final. Nunca respondía con un “te quiero”. Estaba resentido, según dijo, le toma tiempo volver al punto de comodidad en que nos decimos que nos queremos, que nos gustamos, que tenemos sexo por skype, que queremos estar juntos para siempre y en el que pensamos que podremos con este año adicional que se viene de no poder estar juntos físicamente, salvo en vacaciones. Me pareció un gesto mezquino, reclamé, pataleé y lloré, porque esto se sumaba al conjunto de cosas que siento que están al alcance de su mano y que no hace por no ir contra sus principios o dar un plus; a lo que él dijo que lo que debía era “mimar y cuidar”. Sí, puede que tuviera razón, pero teniendo en cuenta que esa ruptura no fue a causa mía (ni de él, en realidad) sino de un cúmulo de gestos y modos de ser y de hacer y de ver la vida que tiene él, con los que yo sentí que no podía lidiar más, me pareció que el mimo y cuidado no podía venir sólo de mí.
B y yo nos esforzamos mucho en que esta relación camine, pero no lo hacemos siempre del modo que el otro valora, y eso es un problema muy grande. Me he frustrado muchísimas veces con frases de él cuando yo –supuestamente- peleo por tonterías y él dice que “eso no es lo realmente importante en nuestra relación”. Y quién coño eres tú para decir lo que es importante acá, b? Y quién michi soy yo para decirlo?. Yo digo lo que es importante para mí y espero lo mismo de ti.
Ayer viernes viajaste a visitar a tu entrañable mejoramigo-becarioespañol-devacasenespaña al que no ves hace mucho tiempo. Te despertaste a tu madrugada y partiste entre gallos y media noche a verlo. Yo, que me había confundido pensando que partías por tu tarde y con las 7 horas de adelanto que me llevas, te llamé a tus 5 pm, aunque ya habías estado toda tu mañana y media tarde en Galicia, y ni una noticia tuya. “Bueno, son mis 10 am, quizá piense que estoy durmiendo aún, o que estoy ocupada”, pensé. Llamé 7 veces hasta que contestaste (sí, sí, me entró la neura), hasta que por fin contestaste.
- Te he llamado cincuenta mil veces y no contestas, quería que te despidas de mí antes de ir a Galicia.
- Es que lo tenía en vibrador, siempre lo tengo en vibrador y no lo he sentido. Estoy desde la mañana, te dije 5, pero am., he pedido permiso en el trabajo.
- Ya, pero no contestas y me da inseguridad y sí, desconfianza, y sí, me jode. Bueno, que pases un buen fin de semana pues (contonito medio (medio no más) sarcástico). chau.
- Bueno, un beso. Adiós
Hoy es sábado a tu 9 pm y no he sabido nada de ti. No se te pasa por la cabeza que en medio de tanta discusión, tristeza mía y desconfianza que tiene historia(aunque tengo q aprender a confiar, blah blah), sería bonito que me des una llamada de 30 segundos diciéndome que estás bien y que te has acordado de mí, aunque no me digas que me quieres? Qué tal un email de dos líneas contándome que andas muy ocupado con Manuel o que simplemente quieres un descanso de “nosotros” por este fds?. No, son cosas que como tantas otras, son “antinaturales” en ti y que yo debería entender y querer. Y ni las entiendo ni las quiero.
En abril, cuando llamaste luego de dos meses de no haber sabido el uno del otro, cuando volviste pidiendo perdón y diciendo que no sólo me querías, sino que te habías dado cuenta de que realmente me amabas, dijiste una frase que me pareció fuerte, aunque bonita: “te necesito”. Hoy esa frase resuena en mi cabeza pero de un modo triste. Sí, me necesitas. No sé ya si como una persona que se ha vuelto indispensable en tu vida, tu rutina (para bien o para mal), tu paleta de equilibrista, o si me necesitas como la mujer a quien amas y con quien quieres compartir tu vida.
Siempre me pregunté cómo habría sido nuestra historia si tu año de becario no hubiese llegado a su fin, si no te vieras perdiendo un trabajo cómodo, una vida de dinero, amigos, fiestas, mujeres y además tu cuota de soporte emocional mía, a quien no querías de novia pero a quien tampoco querías dejar ir, aunque tuvieras que retener a punta de mentiras. Me pregunto hasta ahora si es que teniendo las mismas “facilidades” que tenías en Perú, seguiría siendo yo lo importante, si seguirías, como hasta hace 1 mes, viniendo a casa del trabajo directo a encender la compu (hace un par de semanas, como estás cansado, pese a tener horario de verano y llegar a casa a las 4 pm, te vas a dormir y te conectas a tus 8 pm, si hay suerte, sin avisar que demorarás) o quedándote hasta la madrugada de tu fds en el skype conmigo.
Y este fin de semana, el panorama se me va aclarando. No, cuando están tus amigos te olvidas de mí. Olvidas que estamos hablando en el chat y contestas llamadas de 25 minutos sin avisarme que demorarás. Nunca llamas tú para decirme una palabra bonita si es que estás con algún amigo o si has salido con tus hermanas, aunque me das toda la “libertad” para que llame cuando “me apetezca”. Y cuando, como este fin de semana, te reencuentras con un compinche de Lima, sea lo que sea que estés haciendo, tampoco te acuerdas. Pero supongo que cosas como esta tampoco son lo “realmente importante en nuestra relación”. ¿O sí?
Pd.- perdón por el cambio intempestivo, de forma de relato a interlocutor, pero no pude evitarlo y tampoco quise luego corregirlo. Si acaso un ensayo de la conversación que tendré con él quién sabe cuándo.
Lo que tienes con él (si se puede llamar relación) está mal, no sé exactamente porqué lo digo pero es lo que siento D:, deberías pensar en dejarlo y pues... buscar a alguien que te quiera y te ame de verdad D: Saludos.
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