viernes, 25 de marzo de 2011
Sobre ustedes
Lo más importante es dejar establecido, sin lugar a dudas o refutaciones, que las adoro y que, aunque no puedan escucharlo, siempre me refiero a ustedes como mis mejores amigas y me emociono (y siento algo así como orgullito) cada vez que hablo de ustedes y de lo que cada una es.
… Mi mejor amiga que resultó ser, más que cualquier otra cosa, antropóloga y que hace cosas que me parecen tan lejanas, tan interesantes y tan lindas como internarse en la selva y llevarle medicinas a los niñitos de allá. Mi mejor amiga que me hace reír cuando le habla a sus cigarros y que me habla con tal convicción que, así me diga que 1=2, le creo.
… Mi mejor amiga que, yo creo, es la más centrada y que a veces me descuadra totalmente como cuando escribe, luego de una línea de total reflexión, una frase como “YA DESAHUÉVATE MIERDA!” (así, en mayúsculas y seguida de una carita feliz) y me recuerda por qué la quiero tanto, por qué las quiero tanto.
… Mi mejor amiga que a veces tiene cosas de niñita (cuando hace bromas o dice “por mi mamita” mientras se ríe y mueve la cabeza) y otras de mujer experimentada. Mi mejor amiga que, estoy totalmente segura, haría cualquier cosa por mí y que debe saber que ¡lo mismo digo!
… Mi mejor amiga que considero un poco más reservada, al menos conmigo, pero que me encanta cuando empieza a contarme sus cosas y me siento un poquito más cerca de ella… y que me preocupa que sufra tanto con su trabajo y que ha hecho que le tenga cólera al derecho tributario de personas jurídicas, así, puntualmente.
Las quiero, mis mujercitas, y las extraño y prometo hacer todo lo posible por estar más cerquita de ustedes.
Te extraño
Son recuerdos maravillosos y no quiero recordar sólo cosas viejas, quiero presentes contigo. Y no te culpo a ti, ni a tu chamba, ni a tu maravilloso novio, ni a tus rollos personales que seguramente son más que los nuestros. Pero una parte egoísta de mí te quiere de vuelta porque no hemos sido las mismas sin ti. Estás en cada conversa nuestra donde seamos 2, 3 ó 4, siempre pensamos en ti…sobre todo cuando somos 4 y siendo 4 no estamos completas. No sé si puedes darte cuenta de lo importante que eres en nuestra dinámica, en nuestras vidas, y no sólo siento que te estás alejando, sino que te estamos perdiendo. Y quiero que seas una de mis 4 damas de honor en el matri civil que probablemente nunca tenga; y quiero ir al tuyo. Y quiero que conversemos sobre el colegio de nuestros hijos, y sobre lo que es entrar a la menopausia. Quiero que nos vayamos de viejas a un bar y que pidamos esas cosas de comer de tías y nos riamos de lo viejas que estamos y celebremos que nuestra amistad fue perdurable, incorruptible, irrenunciable.
Te quiero, Mariana.
miércoles, 9 de marzo de 2011
Unsent (Parte II)
Estuve muy enamorada de ti, a pesar de todo, y fue así por algunos años. Pero un día me dí cuenta de que ya no apostaría más a un futuro contigo, no de esa manera, bajo ese contexto en el que estabas metido y mucho menos con la actitud mala onda que traías encima siempre. Ya lo sé, ¿no se supone que debía de estar para tí “en las buenas y en las malas”? De hecho que sí, pero luego fui dándome cuenta de que siempre fueron, eran y seguirían siendo “malas”, y que no iban a avizorarse “buenas” en un buen buen tiempo. O por lo menos no conmigo.
Te dejé una guitarra y a una Matilda en transición, que iba aprendiendo a sopesar los aspectos más realistas y concretos de lo que implica ser pareja de alguien. Lo que implica de verdad el compartir, el planificar o conformarte, el abandonar cosas que de verdad te importaban o el recibir vómitos varias veces a la semana solo por “amor”. Y ahí me di cuenta de que todos tenemos un límite, y que nadie es mártir para tener que quedarse con otro cuya forma de vivir no te hace realmente feliz.
Creo que en el momento en que salí de la relación, me di cuenta más pronto de lo que pensé de que finalmente lo que tuve contigo no tenía buenos cimientos. Porque lo que yo sentía por ti, se terminó muriendo muy rápido. Demasiado rápido. Y se volvió lástima, luego se volvió decepción y luego se volvió una sensación rara. ¿Qué te pasaba por la cabeza cuando, a los casi dos años aproximadamente de haber terminado, se te ocurrió gilear/jugar y/o levantarte a Frankie? Me da risa porque me decías, esas veces que salíamos siempre en parejas, con Frankie y A, que me cuide mucho de Frankie. Que probablemente no era bueno tener de mejor amiga a una chica tan liberal o tan turbulenta en los menesteres referidos a los hombres. Y yo te mandé al carajo todas las veces que se te ocurrió advertirme eso. Te decía que Frankie era y sería siempre mi amiga del alma. ¿Por eso intentaste eso con ella? ¿Pensaste realmente que iba a ser así de sencillo? Preferí no buscar explicaciones a esto que hiciste, para no desgraciar aún más el recuerdo especial que tenía de lo que fuimos.
Hoy por hoy somos completos desconocidos. Y me da pena sentir que le di un pedazo de mí a una persona que simplemente desapareció, y es un extraño X que pulula por ahí. Ojala que toque el día en donde me cruce contigo por esta Lima que es tan pequeñita, y se me quite esa sensación, y nos podamos saludar y conversar un poco. Me gustaría escuchar cómo así llegaste a estar donde estas hoy, cuando hace algunos años atrás renegabas de siquiera intentarlo.
Estaba de viaje cuando reviso mi mail, y veo que me habías escrito después de medio año de no hablarnos. El mail tenía un adjunto, un audio. Era esta canción cantada y tocada por ti. El mail solo decía:” La canción dice más de lo que puedo cantar”. La canción me hace recordar las noches en que cuidabas si tenía frío o si tenía calor mientras dormía.
http://www.youtube.com/watch?v=PsqXE6Izbvc&feature=related
Querido J: Has sido el mejor regalo que me dio el internet. Lo que recuerdo de la primera vez que conversamos, fue que me hiciste matar de risa y que me sentí tu amiga de inmediato. Mis mujercitas saben lo gravemente enganchada e ilusionada que estuve de ti por muchísimo tiempo. Por lo menos su buen par de meses después de conocerte - y sin pausa literalmente - dormía, despertaba, estudiaba, y hacía cualquier cosa pensando en ti. Tus flores a nombre del supuesto Gerente Comercial de la empresa donde estaba de bailarina para una campaña publicitaria (todo eso para que en mi casa no sospechen cosas raras, jaja), y tus mensajitos de voz en el celular con tu acentico norteñito, hablándome de “usted”, me dejaban aún más idiotizada.
Me encantaba esperar todas las noches para verte por la webcam. Con esa bendita webcam conocí dos de tus apartamentos, y me memoricé cada esquina de tus respectivas habitaciones. Con esa misma webcam también aprendimos a acompañarnos mientras yo estudiaba o mientras tú dormías o veías pelas. Pero lo más alucinante es que ese aparatito inmundo nos permitió conocernos: llegamos al punto de saber leernos nuestros silencios, de gozar a morir de nuestras carcajadas, y de entender nuestras lágrimas. Porque obviamente eso que teníamos era platónico, y llegó un punto en donde sentí –no sé si tú también- que no debíamos seguir alimentando esto que teníamos. Porque era vivir una relación… no le digamos ficticia, sino tal vez intangible. Y por ello dolorosa e idealizada.
Pero lo más lindo de todo esto es que, así todo el mundo me diga que es estúpido construir relaciones por internet, yo doy fe de que eso sí es posible, porque aun te tengo conmigo. Y siempre te querré muchísimo, te quise y te sigo queriendo bonito. Espero que encuentres tu felicidad en donde quiera que te toque estar finalmente. Sé que eres feliz por mí a pesar de lo mucho que nos hemos alejado. Sé que eres feliz por mí también porque sabes que soy plenamente feliz con J ahora. Y si llegase el día en que nos conozcamos finalmente, cara a cara, espero que me des un abrazo interminable y seguidamente reírnos muchísimo juntos, conversar muchísimo, bailar muchísimo, jodernos como de costumbre… en general, estar agradecidos por haber tenido la oportunidad de conocernos y de querernos así, a pesar de haber estado en tiempos y lugares distintos.
En esos días cuando me decías muchas cosas sobre mi, sobre ti y sobre nosotros, y yo seguidamente las racionalizaba una por una, me enviaste esta canción. Casi parecía que eras tú mismo quien la iba cantando. Además, ese "No te niegues si el amor te pertenece" me recuerda mucho a cuando me decías: "Déjese querer carajita, que eso no duele!"
Cuando años después la escuché caminando por un mall, en tu país, donde de hecho habías caminado tú también antes, me dieron escalofríos y dejé rodar por ahi una lagrimita disimulada.
http://www.youtube.com/watch?v=-cLnu2UoTDI
Querido K: El lema contigo siempre era “tenemos bad timing”. En esta línea del tiempo no sabía muy bien por donde hablar de ti. Porque venías y te ibas así, de forma medio intermitente por varios, varios años. Cuando me gustabas, estabas con otra. Cuando yo te gustaba, estaba con otro. Cuando no estábamos con nadie, nos dimos esa caminata interdistrital que fue tan genial. Todas nuestras espontáneas y no planificadas salidas a ver pelas siempre terminaban siendo excelentes, y eran mejores aun las mil conversas que nos dimos a punta de cafecitos en ese Starbucks. Babeaba cuando te escuchaba hablar sobre lo que querías de la vida, sobre tus intereses y tus metas, cuando estabas atento y prestabas atención a cada historia que te contaba, cuando filosofábamos un poco y nos hacíamos los trascendentales, pero sobre todo, babeaba mal cuando te veía sonreír.
Y así, cuando el supuesto right timing llegó, todo sucedió tan rápido y bonito, que no me lo creía nada. La fiesta de ese año nuevo contigo fue todo. Tu bailando tan rico y apretadito conmigo, y yo anonadada de tenerte así por primera vez, después de tantos años. Y así llegó EL beso, el mejor beso de mi vida, porque casi recuerdo hasta como si hubiera habido música de fondo, de lo más películesco y emocionante, y tierno y bonito. Y así llegaron los dos meses esperándote porque tuviste que irte, y así llegaron después las únicas dos salidas juntos. En una me dijiste que querías intentarlo, pero que tenías miedo. En la otra recuerdo solo esa torpeza de no saber si dejar que me tomes de la cintura cuando lo hiciste y un último beso más. Y así llegaron los días, que se volvieron semanas y semanas, en que no supe más de ti... hasta que me enteré que tenías ya una novia. Mi chico ideal, mi príncipe azul, se me esfumó, y ahora sí era definitivo. Y así llegaron los meses posteriores, donde fui dándome cuenta que ese monumento idealizado que tenía de ti, no era tan real, o por lo menos no era el que yo esperaba. Eran mis expectativas proyectadas en tí, solo eso.
A pesar de que nunca tuvimos una conversación final sobre todo esto que nos pasó, sé que tus intenciones fueron buenas, pero tuviste miedo. Y sé también, no puedo hacerme la necia en esto, que tú no estabas tan interesado en mí como yo en ti. Y así, el lema contigo ahora se volvió en el trillado "no existen los príncipes azules" y “por algo suceden así las cosas”. Quién iba a imaginarse lo que iba a venir después. Hoy estás nuevamente fuera del país, alcanzando tus metas profesionales, con tu novia tan linda y buena onda esperando por tí aqui, y agradezco que mi destino no haya tenido que ser contigo.
Ese coincidir en pensamientos, en elaboraciones, en pasteladas, en cómo sentir y mirar la vida, se ejemplificó cuando te recomendé esta película. Te quedaste igual de enganchado que yo al verla. Una de mis películas favoritas, y tal vez todavía una tus favoritas también.
http://www.youtube.com/watch?v=veqkUUOlLLE
(To be continued. Con el tercer y último Unsent. Dedicado a mi last man standing, al único con el que no tendré jamás ninguna carta pendiente.)
sábado, 5 de marzo de 2011
Emotional Upgrade
En este camino de descubrir emocional he amado con pasión loca y amor extraordinario y así también me han amado... y he humillado, he herido, he sido cínica, he mentido, he engañado, he sido infiel, he tenido sexo por puro placer sexual, por reciprocidad, por amor, por despecho y por idiota. He sido herida en el amor, en el autoestima, me han humillado, me han mentido, me han engañado y no sé a ciencia cierta si alguien me haya sido infiel alguna vez, pero puedo afirmar que alguna vez me fueron desleales.
Y hoy, que en el recuento de los placeres y de los dolores amorosos siento más próximos estos últimos, es cuando más fe tengo en el amor, cuando menos me provocan los besos furtivos o sin amor, cuando por primera vez en mi vida he pasado muchos días sin deseo sexual, cuando tengo más ganas de un amor bonito (que no tiene que ser pronto), cuando no he querido verme con A, un chico que fue uno de los mejores compañeros sexuales que he tenido, por no tener ganas y además porque tiene novia (el segundo factor nunca había sido relevante, salvo que la novia hubiese sido alguien de mi estima); cuando increíblemente este fin de semana pasé de besarme con M, un chico guapísimo, desinhibido, gracioso, divertido, encantador, bailarín, y super sexy porque pese a que digamos que me gustaba… no me provocaba.
No, no es que ahora sea una “chica buena”. Probablemente sólo sea una chica envejeciendo, o una chica desganada: se me hace mucha complicación meterme entre dos personas sólo por sexo (razón tenía Matilda cuando me decía que el buen sexo no es tan difícil de encontrar como se cree); porque pese a que siendo objetiva, seguramente en unas semanas me arrepienta de no haberle dado el beso que cualquier chico como M se merece por el simple hecho de adornar el mundo con su presencia ( :p ), ahora no tenía ganas de enredarme más el corazón, ni siquiera con algo tan simple como enredar un rato nuestras lenguas.
No, tampoco es que sienta que estoy evolucionando necesariamente en mi visión del amor, simplemente estoy redescubriéndome y procesando una versión nueva de mí, ahora que siento que estoy(no sé si soy) distinta. No tengo idea de si será un cambio temporal o permanente, sigo pensando que mi época de euforia sexual ( que me queda la duda de si lleve los galones suficientes como para ser llamada así) y de ligue estuvo genial mientras duró y que será genial si en algún momento vuelve a mi camino, que he aprendido mucho de cada cosa vivida y que me siento orgullosa de ello… pero ahora no sólo me conformo, sino que me siento plena, con mi etapa de flirt incipiente, mientras encuentro a alguien con la capacidad de remecer mi mundo, de remecer mi corazón, sin daños a terceros, ni a segundos, ni a mí.
Vuelvo a pensarlo y reparo en que son ya diez años desde que empecé la universidad y que tengo 27 y que parece que todo esto es consecuencia de que ya simplemente no tengo muchas ganas ni fuerzas para complicarme mucho la vida. Quiero complicármela y muchísimo, cuando llegue alguien por quien valga la pena hacer ese esfuerzo.