Luego de verlo cambiar de foto de perfil constantemente durante los últimos años, meses incluso, con chicas siempre distintas y jurándole siempre, también, amor eterno a cada una de ellas, definitivamente esto no lo veía venir.
No me malinterpreten, no es que mi subconsciente todavía quiera algo con este chico, no, eso lo tengo súper claro. Lo nuestro acabó hace mucho, y bien acabado además. Pero igual he estado pensando: por qué este sentimiento tan extraño?!
Tras darle muchas vueltas, analizándome, creo entender a qué se debe tanto impacto, y he llegado a dos razones fundamentales:
- La primera es que mi entorno está cambiando demasiado rápido y esto está empezando a afectarme. Mi Face está ahora lleno de matrimonios y bebés, y primeros días de clase y más bebés. Y yo, aunque estoy casada, aún no tengo hijitos y, si bien sé que vendrán cuando Dios quiera, no puedo evitar sentir cierta presión social. No debería, lo sé, pero la verdad es que la siento.
- La segunda es que ahora él también será papá T_T... Él, al que hasta hace solo unos días seguía viendo como el chico despreocupado que fue en la secundaria. Claro, como todos, él también ha cambiado.
Y esta segunda razón se ve complementada por el hecho de que él no es un chico cualquiera. Este chico fue... mi primer amor (y dicen que ése nunca se olvida, no?). Mi primer amor adolescente, bastante torpe, pero muy profundo para nuestra edad. Él, todo tonto "yo-no-soy-posero-de-verdad-soy-así-de-chévere" y guapo; y yo, más adolescente que en toda mi adolescencia, pensando "nica-me-va-a-dar-bola-ignoraré-que-es-un-posero-porque-me-gusta".
Y es que él no fue mi primer beso, pero fue mi primer beso increíblemente tierno (esperadísimo, además) lleno de ilusión y mariposas volando como locas por todos lados. Él no fue mi primer enamorado (en realidad, nunca lo fuimos oficialmente), pero estuvimos juntos en nuestra extraña y cambiante relación por dos años si no es que fueron más. Él no fue mi primera vez, pero con él viví esos primeros intentos de... algo que ninguno de los dos había hecho en ese entonces.
Él representa, definitivamente, un momento de cambios en mi vida: mi primera ilusión, mis primeros nervios, mis primeras lágrimas. Mis primeras inseguridades, mis primeras excusas en casa, mi primer verano ridícula y totalmente embobada.
Y ahora que sé que será papá caigo en la cuenta, una vez más y de manera contundente, que han pasado muchos años ya aunque no parezca, que él siguió su rumbo y yo el mío, y que yo soy muy feliz y que realmente espero que él también lo sea.
Sí, pronto terminaré de asimilar tanto cambio y le daré like a todo, pronto, pero aún no es momento.