martes, 12 de marzo de 2013

Retomando antiguos hábitos

Ya. Mmm. Creo que la práctica de escribir(nos) es casi casi tan importante como cuidar de no perdernos de vista, de juntarnos, de conversar de verdad. Si algo nos ha caracterizado a lo largo de estos años, es que nos encanta el drama, el chamullo/barullo que armamos juntas, problematizar todo, verbalizar un rehuevo, y así.
Y no, no aceptaré que por el paso de los años, de nuestras vidas ajetreadas, de nuestras responsabilidades en casa, nos alejemos de este buen hábito. Motivo por el cual procedo a prenderme un pucho, hacerme un ochacito (Ochá = té en japonés. Osea, tecito pa los entendidos), desabrocharme el sostén (que está que jode hace rato, tipo todo el día), y sentarme aqui, frente a uds.

Nuestra comunicación ha cambiado, como así lo demandan las nuevas tecnologías. Pasamos de los correos enviados a medias paradas en los cubículos esos horrendos de la universidad, a los mensajitos whatsapperos. Cosa que también tiene su encanto ojo, ya que las tengo conmigo más cerca y sé que su respuesta será más pronta. Pero, ineludiblemente, estas nuevas formas de comunicación hacen que nuestros mensajes sean más crípticos, menos elaborados, menos pensados. Y díganme exagerada, alucinada, pero para mí este espacio de comunicación, sea el blog o los largos correos que solíamos compartirnos antes, tienen una cadencia especial, tan bonita y reflexiva, que me ayuda (sí, egoísta me pongo :P) a revitalizarme y a comprenderme. Sé que uds. gustan de esto también, y que las llena como a mí.

No dejemos que muera el amor! Porque uds. y yo tenemos una relación y debemos cuidar de no caer en la terrible "rutina". Asúmanse conmigo y aceptemos nuestras flojeras, nuestras dejadeces, nuestras "naaah... yo sé que las chicas están bien". Nuestras vidas vienen cambiando, y eso hace que nuestra dinámica también cambie. Está bien, lo acepto y me gusta que sea así. Pero hay cosas que no permitiré que cambien, como esto.

Las quiero mucho. Estén donde estén, hagan lo que hagan, decidan lo que decidan. Jamás me cansaré de repetirles que mientras uds. sean felices, yo también lo seré. Y nunca debemos dar por sentado nada, porque nuestras vidas no están compradas, y -a pesar de lo suicida que suene esto- no quiero que la vida me las arrebate sin darme cuenta y que tal vez sea tarde en reiterarles lo mucho que me importan. Así como Mariana que tuvo una pérdida inesperada de un mejor amigo, o así como yo que pude haber perdido a un mejor amigo y dí por sentado que su vida no corrió peligro. O así como Frankie que nos preguntó si lloraríamos si ella muriera, y que no perdamos de vista a su mamá en caso ocurriese (no lo he olvidado).

Nada. Eso era. Que las quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario