Y por fin me
lo preguntaron. Y dije que sí!
La pregunta
fue: ¿Eres feliz?
Pero sí
pues, él tenía razón. De hecho él (y yo también) sería más feliz si nos casáramos
en estos momentos de nuestras vidas.
He visto
miles de formas en que la gente pasa por esto. Todas lindas, de distintas
maneras.
Y lo único
que yo esperaba[1] era
que si la vida me daba la oportunidad de pasar por esa situación, que sea todo
lo que tiene que ser: bien mío. Es decir, que la situación fluya de manera
natural, bien real… que lo sientas parte de tí. Claro que nunca están de más
los diferentes aditivos que puedan darle valor agregado a la situación. Pero que
te termine conmoviendo no por esos detalles, sino por esa cuota de realismo.
Porque
soy fiel creyente de que la felicidad, la belleza y todas las cosas buenas de
la vida están en lo cotidiano. En esas vainas que antes pensabas que eran “parte
de”, que era lo que te topabas en el camino para llegar a algún lugar feliz.
No, esas vainas eran las más importantes. Las que hacen que todo gire, que todo
avance. Y avanzar, en sí mismo, es parte
de la felicidad.
Por eso
cuando pasó, fue todo bien surreal. Porque fue todo eso, fue natural, fue
simple, claro y directo. Con el corazón abierto, en medio de nuestra
interacción recontra cotidiana.
Pero a la
vez, en una locación de ensueño. Literalmente, un sueño. Él y yo solos nadando
en medio de tres orillas hermosas, en la isla más bonita que haya visto y
tocado y sentido.
Me doy
cuenta de que uno de los motivos por los que me enamoré de él y me siga
enamorando siempre es eso… ser así de real en todo su ser, en relación conmigo
y en relación con la vida en general.
Aprender a
lidiar con todo lo real, con toda la magnitud que eso implica, es súper difícil
y jode. Pero a la vez, solo así es que los sueños terminan ocurriendo
realmente. Solo así, siendo crudamente realista, te das cuenta de que no es
descabellado aspirar a cosas, lugares, vivencias que difícil hubiera hecho por
mi cuenta, sola. Que sí se puede hacer casi todo lo que tú quieras en esta vida.
Que sí se puede avanzar si pierdes miedo y confías.
Si no lo
tuviese a él conmigo, esta huevada no la hubiera aprendido tan pronto.
[1] Era
un deseo en el fondo de mi ser, porque evidentemente he sido siempre una mujer flexible,
adaptable… que no espera mucho en general de la vida por temor a que no terminen
ocurriendo O_O