Sí. Creo que estoy encontrando mi final feliz, que lo siento más bien como un inicio feliz... a una nueva etapa donde ya no es tan grave si nos peleamos, si miras tu o miro yo a otra persona, si me babeas la cara mientras duermes conmigo, si no dices las palabras exactas que pensaba que necesitaba escuchar. Porque sé que tras 5 segundos para ti (y probablemente entre 5 a 15 minutos para mi), cogerás mi mano, me darás un beso y me ayudarás a darme cuenta que esas peleas son solo escapes de estrés retorcidos que ya a estas alturas no tienen razón de ser.
No es evadir el problema, es reconocer que no tiene ni pies ni cabeza seguir discutiendo por banalidades... y que son solo jodiendas mías o tuyas porque estabamos cansados, o aburridos, o tuvimos un mal día. Creo que antes nunca habia llegado a ser tan "zen" porque la mayoría de veces yo era la encaprichada en buscar pleito. En explicitar nuestras diferencias. En saltar apenas encontraba indicios de que no estabas de acuerdo conmigo. Cuando tú mas bien dejabas que existan las diferencias, porque es lo más sano y lo más real al fin y al cabo. Y a ti eso no te generaba nadita de estrés. Y a mi me costó tanto entenderlo. Pero creo que ahora voy comprendiendo, y lo más genuino es que nunca trataste de imponerme una "nueva forma de relacionarme con nuestras diferencias". Dejaste que poco a poco yo solita vaya cayendo en cuenta, y vaya reconociendo por mi misma lo saludable que es saberte distinto al otro y que eso no nos hace para nada incompatibles.
Quién diría que aun queda tanto por aprender de los hombres. O por lo menos del mío :)